Tema 8: Arte Barroco


DIRECTRICES P.A.U: ARTE BARROCO

1.- Introducción.

2.- La arquitectura en Italia y Francia. Las plantas alabedas de Bernini y Borromini. El palacio clasicista francés: Versalles.

3.- Escultura en Italia: Bernini.

4.- Pintura en Italia. El naturalismo y los problemas de la luz: Caravaggio. El clasicismo en los frescos de los  Carracci.

5.- La pintura en Flandes y en Holanda: Rubens y Rembrandt.

6.-La arquitectura barroca española.

7.- La gran imaginería: Castilla y Andalucía. Murcia.

8.- La pintura barroca. El naturalismo tenebrista: Ribera y Zurbarán. Realismo Barroco: Velázquez y Murillo.

Estudiar el arte barroco como expresión del poder de los grandes monarcas europeos, de la fluyente riqueza de los Estados y de la próspera situación del catolicismo triunfante en el Concilio de Trento. Reflexionar brevemente sobre el desprecio que sintieron hacia la cascada de propuestas estéticas de este movimiento los neoclásicos academicistas del siglo XIX y la revalorización crítica que experimenta en el siglo XX. Indicar como características esenciales el dinamismo, los efectos escenográficos y lumínicos, y el carácter unitario de todas las artes. Y todo ello, tendente a mostrar el sentido exacerbado de la vida y del destino humano a través de toda una gama sensorial: desde el estallido de la espontaneidad hasta el control del clasicismo, desde la parada teatral hasta la interioridad espiritual.

En el capítulo de la arquitectura italiana analizar las grandes creaciones de planta alabeada realizadas por Bernini y Borromini, en la Roma de los Papas, y compararla con la arquitectura palatina de la monarquía francesa financiada por el rey Sol (Versalles), de formas clasicistas.

En cuanto a los logros escultóricos, exponerlos a través de la polifacética figura de Bernini, el monarca indiscutible del barroco romano y uno de los artistas más influyentes del barroco europeo.

La pintura barroca italiana debe concentrarse en la doble corriente del naturalismo caravaggiesco y el clasicismo de los Carracci. El Caravaggio transmite a sus lienzos un análisis visual fehaciente del mundo natural, basando la composición, el dibujo y el color sobre la observación directa y produciendo fuertes contrastes de luces y sombras.

Por contra los Carracci rinden homenaje en sus frescos y bóvedas a la antigüedad clásica y exaltan las cualidades del control intelectual, equilibrio compositivo, integridad de forma, claridad de dibujo y distinción del color.

Fuera de Italia, la pintura barroca alcanza un amplísimo desarrollo en Flandes y Holanda. La influencia de factores religiosos, político-sociales y económicos determinan la separación de los ideales artísticos de Flandes (católico, monárquico, aristocrático y sometido al dominio español) y Holanda (protestante, republicana, burguesa e independiente). Analizar las características de estas dos grandes escuelas pictóricas europeas a través de la producción de Rubens y Rembrandt.

De la arquitectura barroca española significar su vertiente "casticista", caracterizada por la simplicidad estructural de las iglesias de "planta de cajón", ajenas a la ondulación de muros romana, pero brillante y teatralmente revestidas en sus interiores con yesos, maderas, espejos y, en algunos casos, provistas de cúpulas fingidas. Un exultante repertorio ornamental que se traduce en las aparatosas portadas, concebidas como retablos en piedra.

Como complemento significar la importancia urbanística de las grandes plazas mayores que se construyen en esta etapa.

Entre los géneros que cultiva la imaginería barroca española destacan el retablo y el paso procesional. Como centros protagonistas de esta etapa conviene analizar a Valladolid, con la figura estelar de Gregorio Fernández, y a Sevilla con Juan Martínez Montañés y su discípulo Juan de Mesa. Asimismo examinar los logros del granadino Alonso Cano y de Salzillo en Murcia; advirtiendo las diferencias existentes entre las escuelas.

La gran escuela pictórica española del Siglo de Oro cuenta también con dos tendencias claramente diferenciadas: el naturalismo tenebrista y el realismo barroquista Analizar la primera dirección a través de la obra de José Ribera y Francisco Zurbarán, y ejemplificar la segunda corriente mediante la producción de Velázquez y Murillo.
















1. INTRODUCCIÓN: EL CONCEPTO DE BARROCO


Con el siglo XVI, Europa se adentra en una nueva etapa de grandes cambios económicos, políticos, religiosos, y como no artísticos: la Europa del Barroco. Una etapa en el que rompe definitivamente con el clasicismo del arte renacentista – iniciado ya en el siglo XVI con el manierismo- y en el que se apuesta por un nuevo modelo de arte, un nuevo concepto de arte que será la muestra de los acontecimientos que tuvieron lugar entre los siglos XVII y XVIII. Es por ello que puede definirse el Barroco como “el conjunto de manifestaciones artísticas desarrolladas en Europa durante los siglos XVII y XVIII”. Un estilo italocéntrico – al igual que el Renacimiento- que se difundió por Europa a lo largo de los siglos XVII y XVIII, convirtiendo a Francia en el segundo de los grandes países donde el Barroco tuvo una fuerte presencia.


La palabra Barroco deriva del portugués "barrueco", cuyo significado es “artificioso, anormal, recargado, extravagante”. Un concepto peyorativo acuñado en el siglo XIX para hacer referencia al arte desarrollado en Europa entre los siglos XVII y XVIII ya que consideraban un antítesis del arte renacentista. No será hasta el siglo XIX, cuando el Barroco sea considerado un estilo particular, con sus propias características, y con ello se pierda su concepción peyorativa. En el siglo XX experimenta una notable revalorización gracias a diversos tratadistas y ya no se considera un arte decadente, sino exuberante, lleno de creatividad.


Es el arte de la exaltación de la forma, de gran fantasía, con tendencia a la exageración. España será uno de sus principales focos y hará aportaciones únicas al arte universal


En gran medida, el Barroco fue un arte que se puso al servicio de las monarquías
absolutas. Edificios enormes y con una decoración fastuosa sirvieron para mostrar el
poder de los reyes y persuadir a los súbditos de la necesidad de obedecerlos.


El catolicismo de la Contrarreforma impondrá el gusto por las composiciones
aparatosas y el tono triunfal derivado de la idea de que había sido aplastada la herejía protestante.


Dentro del Barroco, se pueden distinguir dos etapas:


*El barroco pleno o maduro (aproximadamente, entre 1630 y 1680)
*El barroco tardío o rococó, que se prolonga hasta mitad del XVIII.


2. La arquitectura en Italia y Francia.


Dentro del Barroco, podemos encontrar elementos comunes (el orden colosal y la riqueza en la ornamentación) pero también diferencias de unos lugares a otros (el diseño de los interiores y la composición de las fachadas.


La arquitectura barroca italiana se caracteriza por las líneas curvas de las fachadas que parecen otorgar movimiento a los edificios.


En cambio, en Francia las superficies son regulares y las fachadas rectas, en lo que parece un intento de no romper las normas clásicas. Un complemento a este tipo de arquitectura será la domesticación de la naturaleza: los palacios son enmarcados en jardines trazados geométricamente.


Características Estos serán sus elementos:


- La línea curva, dinámica es la dominante, elipses, parábolas, hipérbolas, cicloides, sinusoides, hélices, sustituyen al perfecto equilibrio del medio punto romano.
- Abundancia de arcos formas variadas.
- Uso de diferentes tipos de cúpulas.
- Uso de soportes dinámicos: el fuste de las columnas se retuerce (columna salomónica) y a veces generan por su forma especial sensación de inestabilidad, soportes extremadamente estrechos en su parte inferior (estipite barroco); uso de cariátides, de pilastras.
- Abundancia de elementos decorativos: los frontones se parten y adquieren formas curvas o mixtilineas, abundancia de nichos, hornacinas, ventanales con forma ovoide (oculi) enmarcados...
- Los muros pierden el sentido plano y se curvan dejando de cruzarse en ángulo recto, buscando todo tipo de perspectivas y efectos luminosos.
- Aunque se mantiene la tradicional planta rectangular (planta jesuítica), aparecen las plantas elípticas, circulares y mixtas.  


a. Las plantas alabeadas


En Roma, el Barroco tiene dos polos que parecen contradictorios, liderados por dos arquitectos rivales: Gian Lorenzo Bernini (1598-1680) y Francesco Borromini (1599- 1567). Ambos coinciden en construir edificios de planta elíptica y muros alabeados, pero se diferencian en otras muchas cosas:


*en los materiales: Bernini utilizó preferentemente el mármol; Borromini, en cambio, fue un arquitecto barato que empleó el estuco y el ladrillo.


*el empleo de los órdenes: Bernini respetó las proporciones de los órdenes clásicos; Borromini rompió las normas y creó elementos nuevos.


*en el uso del espacio: Bernini plantea espacios naturales abiertos; los de Borromini son artificiales y reducidos.


*en cuanto a la luz, Bernini deja sus fachadas e interiores pulidos con el propósito de que la claridad y la sombra los bañen por igual; Borromini afila los perfiles y crea aristas para que la luz se quiebre en un cortante efecto de claroscuro.

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BERNINI


Ha sido presentado por sus biógrafos como el genio perfecto, tanto en lo personal
como en lo artístico. Trabajó para ocho papas y para la poderosa Compañía de Jesús, y
fue llamado por Luis XIV para diseñar el Museo del Louvre.


Su carrera como arquitecto se inicia con el diseño del Baldaquino de San Pedro: un monumental palio de bronce sostenido por cuatro columnas salomónicas que sostienen un entablamento ondulado, coronado por un dosel, decorado con figuras de ángeles y niños, sobre el que se alzan cuatro volutas que convergen en el globo terráqueo que sostiene una cruz, el conjunto realizado en bronce, encargo del Papa Urbano VIII, de 29 metros de altura; Esta se situó bajo la cúpula de la basílica para conmemorar que allí estaba la tumba del primer apóstol.

Fue tanto el éxito de esta primera obra que pronto recibió dos encargos más: la columnata que rodea la plaza delante de la basílica y la Cátedra de San Pedro, en el ábside.


La columnata tiene dos funciones:


*Sirve de deambulatorio cubierto para las procesiones.
*Configura el escenario perfecto para los cristianos que cada primero de año se reúnen en la plaza para recibir la bendición del Papa.

La Cátedra está relacionada con la silla que, según la tradición, había usado San Pedro.


Bernini sitúa la reliquia en un trono mayor, sostenido en el aire por los Doctores de la lglesia; y abre en la zona superior un hueco (llamado “gloria”) que perfora el muro.

Fuera de San Pedro, construye Bernini Sant’Andrea al Quirinale, una iglesia para los jesuitas, de planta central configurada a partir de un juego de líneas cóncavas y convexas.


BORROMINI


Tiene una personalidad muy distinta a la de Bernini. Es irascible y atormentado, hasta el punto de que se suicida con su espada por no poder soportar el insomnio y la fiebre que le provocan su enfermedad.


Al contrario también que Bernini, trabaja para clientes pobres: los trinitarios descalzos, los filipenses, las hermanas agustinas y los franciscanos.


Sus comienzos fueron modestos: después de trabajar en Milán como cantero, se instala en Roma, donde es acogido por Carlo Maderno, que dirigía las obras del Vaticano.


Su primera gran obra es San Carlo alle Quattro Fontane (1637-1667), encargada por los trinitarios españoles. Destaca en ella una admirable fachada, con planta elíptica y capillas radiales, utiliza el muro curvo en su interior con elementos cóncavo-convexos, cubriendo el conjunto con una cúpula oval. En la fachada muy dinámica con ondulaciones , dividida en dos cuerpos con columnas y profundas hornacinas con estatuas, rematada en la parte superior con una balaustrada y un gran medallón oval, provocando fuertes efectos lumínicos.

El Oratorio de San Felipe Neri está concebido como una sala de audiciones, pues los filipenses, para los que realiza la obra, daban a la música una gran importancia como complemento a su labor pastoral.


Pero quizás su obra más original sea la iglesia universitaria de Sant Ivo della Sapienza.


Su planta está formada por dos triángulos equiláteros que, al cruzarse, forman un hexágono. Esta forma vuelve a repetirse en la cúpula, lo que se ha interpretado como un homenaje al papa Urbano VIII, cuyo emblema era la abeja.

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Para Inocencio X, el siguiente papa, diseña Sant’Angelo, en la Piazza Navona. Y para los
franciscanos, el templo de Sant’Andrea della Fratte.
b. El palacio clasicista francés: Versalles.

Versalles es el prototipo de residencia de un rey absoluto. Luis XIV lo mandó edificar
como forma de representar el poder omnímodo que llegó a tener y que él sentía como
designio divino. Son muchos los testimonios de lo impresionados que quedaban los
embajadores extranjeros cuando iban a Versalles a presentar sus credenciales o eran
recibidos en audiencia por el “Rey Sol”.

En origen, Versalles era un pequeño castillo, ubicado en una zona boscosa en la que
abundaba la caza. Su transformación en la impresionante construcción que llegó a ser
se produjo en tres momentos:

1661: Luis XIV lo transforma en escenario de sus suntuosas fiestas.
1668, cuando lo convirtió en residencia real.
1682, año en el que pasó a ser capital de Francia, en perjuicio de París.

Al final, el palacio incluía viviendas para los cortesanos, cuarteles para los soldados,
viviendas para los funcionarios y, lógicamente, la residencia privada del rey.

Fueron tres los artistas que dirigieron su construcción:

*Jules Hardouin-Mansard (arquitecto). Diseñó la monumental fachada por cuyo
interior corría la Galería de los Espejos. Después, añadió dos alas en escuadra y
nuevas dependencias extraordinariamente bellas: l’Orangerie, un invernadero
de plantas exóticas; el Grand Trianon, un palacete camuflado en los jardines
para que el rey pudiera recibir discretamente a su amante, la Duquesa de Maintenon; y las Grandes y Petites Écuries, dos caballerizas con capacidad para 2500 caballos, 200 carrozas y el personal que los cuidaba.

*Charles Le Brun (pintor). Decoró los espacios con mármoles de colores y trofeos dorados.

*André Le Nôtre (paisajista-jardinero). Diseñó las tres avenidas de jardines que
llevan al palacio y las calles radiales que se abren en la zona posterior. Pérgolas, glorietas y fuentes fueron distribuidas con rigor geométrico, dando al conjunto
un carácter de belleza fría y racional.




3. Escultura en Italia: Bernini.

Bernini, como Miguel Ángel, dominó todas las disciplinas pero fue, sobre todo, escultor.

Aprendió la profesión de su padre. Tras el traslado de la familia a Roma, en 1605, se dedicó a hacer copias de las obras clásicas que había en el Vaticano.

Características de su obra:

*Se inspirará en las obras helenísticas, trabajará LA LÍNEA SERPETINATA  
*Se destaca su virtuosismo en el tratamiento del mármol convirtiéndolo en carnes, telas, vegetales etc.  
*Le preocupaba y transmite MOVIMIENTO en sus esculturas siempre portadoras de mensajes religiosos o políticos.  
*COMPOSICIONES ABIERTAS, LÍNEAS DIAGONALES  
*Esculturas con enorme carga TEATRAL y mayor movimiento  
*EXPRESIONES ACENTUADAS EN LOS ROSTROS y cuerpo para darle mayor vitalidad.  
*Uso de paños para aumentar el efecto teatral mediante brusco pliegues, juegos de claroscuro  
*Interés por los pequeños detalles. Inspiración en los rasgos que definieron en el pasado la etapa helenística griega y el Manierismo italiano.  
*Maestro en el trabajo del mármol y del bronce, que combina con frecuencia para buscar efectos de policromía.  Su virtuosismo es tal que es capaz de transmitir sensaciones táctiles y visuales de pieles, telas, troncos de árbol, nubes o rayos de luz.  
*Le preocupa especialmente captar el movimiento en plena acción.  
*Los rostros de sus figuras son muy expresivos, buscan conmover al espectador.
*Gran dominio de LA LUZ como recurso expresivo.  
*Los ropajes amplios también le sirven para captar la atención del espectador y aumentar la dignidad de los personajes.

Podemos dividir la producción escultórica de Bernini en cuatro etapas:

*Etapa juvenil:

-Compuesta por los encargos, mitológicos y bíblicos, que le hace el cardenal Scipione Boghese para decorar su villa.
-Destaca el virtuosismo técnico en el tratamiento de la piel y el tratamiento psicológico de los personajes.
-Obras: Eneas, Anquises y Ascanio, El rapto de Proserpina, Apolo y Dafne y un David.
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*Alto barroco:

-Coincide con el papado de su amigo Urbano VIII.
-Lo más llamativo es el tratamiento de las ropas. Las telas se mueven y concentran en masas, lo que produce efectos de claroscuro.
-La principal obra es San Longinos, en el Vaticano.
*Periodo medio:

Entre 1640 y 1654, años del papado de Inocencio X. Sus logros más importantes son:

-Desarrolla una escultura convertida en espectáculo teatral: El Éxtasis de Santa Teresa.
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-Da forma al monumento papal en la tumba parietal de Urbano VIII.

-Erigió una fuente monumental en la Piazza Navona (Roma): la Fontana dei Quattro Fiumini, con las personificaciones de cuatro ríos (Danubio, Ganges, Nilo y Río de la Plata) que representaban a las cuatro zonas que entonces se conocían del mundo.
-Resolvió el problema del pecho cortado en los retratos de busto (pendiente desde la época imperial romana) mediante la colocación de ropas flotantes que envuelven los hombros. Retrato del duque Francisco I d’Este.

-Impone un nuevo modelo de estatua ecuestre, con el caballo en corveta y el personaje convertido en héroe: Constantino el Grande.

*Estilo tardío:

-A partir de 1654, fecha del comienzo del papado de Alejandro VII.
-Busca la espiritualidad, siguiendo el mismo camino de Donatello y Miguel Ángel.
-Las figuras se alargan y los ropajes se agitan, como podemos observar en los Ángeles con los atributos de la Pasión que decoran las barandillas del Puente de Sant’Angelo.


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http://www.area-documental.com/player.php?titulo=Bernini (documental con subtitulos en español sobre Bernini))

4. La pintura en Italia.


El antagonismo que se produjo en la arquitectura italiana entre Bernini y Borromini, vuelve a darse en la pintura, esta vez entre el clasicismo de los Carracci
y la heterodoxia de Caravaggio:


Los Carracci se inspiraron en la escultura grecolatina, recuperaron las proporciones del cuerpo humano y dieron al origen al clasicismo academicista. Pintaron grandes frescos para decorar techos y paredes de los palacios.


Caravaggio se dedicó a retratar a la gente corriente inaugurando el naturalismo. Buena muestra de su actitud es el cuadro La buenaventura, en el que una gitana está leyendo la mano a un joven y, disimuladamente, le roba el anillo; utilizó como modelo una chica gitana que encontró en la calle. Se dedicó, sobre todo, a los cuadros de caballete, en los que usa la luz para iluminar las zonas que le interesan dejan en penumbra el resto.


a. El naturalismo y los problemas de la luz: Caravaggio.


Michelangelo Merisi, conocido por il Caravaggio debido al pueblo del que era oriunda su familia, es el creador del naturalismo y del tenebrismo pictórico.


Llevó una vida bohemia y su arte fue bastante incomprendido en su tiempo. En 1590,
se trasladó a Roma. Tras varias estancias en la cárcel por riñas de juego y una acusación de homicidio, huyó a Nápoles, Malta, Siracusa y Mesina. Murió a los 37 años.


En la producción pictórica de Caravaggio, podemos distinguir tres etapas:


a.La fase inicial (1590-1599) se desarrolla en Roma:


* Se caracteriza por cuadros pequeños que vendía en los mercadillos para sobrevivir. Retrata en ellos a personajes callejeros: jugadores, maleantes y gitanos. Utiliza fondos neutros y rico colorido.


* Inventa el bodegón moderno con el cuadro La cesta de frutas.


* Representa a jóvenes afeminados o ambiguos (Baco) o a músicos travestidos (El tañedor de laúd).


* También se atrevió con temas religiosos. Buena muestra es La cena de Emaús.


b. La fase intermedia (1600-1606) representa el estilo maduro del pintor, que ha recibido el nombre de tenebrismo caravaggiesco. En ella, se incluyen los grandes encargos para diversas iglesias romanas:


*La crucifixión de San Pedro y La Conversión de San Pablo (Iglesia de Santa María del Popolo).

* San Mateo y el ángel, La vocación de San Mateo y El martirio de San Mateo (Iglesia de San Luis de los Franceses).

* Otras obras de esta época son: La Virgen de Loreto (la imagen de dos peregrinos, él con los pies sucios y ella con una cofia desagarrada, causó cierto malestar por considerar que se había tratado con poco respeto un asunto tan importante) y La muerte de la Virgen (la acogida fue aún peor: fue retirada de la Iglesia de la Scala porque “imitaba con demasiada exactitud el cadáver de una prostituta encontrado en el río Tíber”).

c.La etapa final (1606-1610) la constituyen los cuadros religiosos que pintó en los diversos lugares a los que le llevó la huida. Ejemplos de este periodo son:


* Las siete obras de misericordia, para una iglesia de Nápoles.
* La decapitación del Bautista, en Malta.
* La resurrección de Lázaro, en Mesina.


b. El clasicismo en los frescos de los Carracci.


Los Carracci son una familia de pintores boloñeses formada por Agostino (1557-1602),
Annibale (1560-1609) y su primo Ludovico (1555-1609). Abrieron una academia en su
ciudad natal y trabajaron en un taller común. Annibale, tras su marcha a Roma será el
más importante.


ANNIBALE CARRACCI


El cardenal Odoardo Farnese le encarga la decoración de su palacio, que acomete en dos fases:


En el Camerino (despacho privado del cardenal) desarrolla quince historias sobre Hércules y Ulises, que escondían una intención moralizante. No podía ser de otra forma si quería utilizar temas mitológicos en la Roma de la Contrarreforma. Ambos héroes aparecen como antecedentes paganos de Cristo, que obtenían la salvación tras vencer las dificultades de la vida.


En la Galería, fingió una arquitectura ilusionista en la que encuadró varias
bodas, como si fueran cuadros de caballete integrados en el fresco. El asunto central es el Triunfo de Baco y Ariadna, subidos a un carro tirado por leopardos y cabras. El cortejo nupcial resume las claves del clasicismo:


* Estilo solemne, inspirado en el canon de belleza que los griegos aplicaron al cuerpo humano.
* Un dibujo apretado y detallista.



5. La pintura en Flandes y en Holanda


En 1609 (Tratado de Amberes), los antiguos Países Bajos se dividieron en dos estados
irreconciliables: Holanda y Flandes:


Al sur, Flandes ocupaba los territorios de la actual Bélgica. Católico, monárquico y sometido a España. Su pintura, de temática religiosa, se plasmará en grandes cuadros de altar.


Cultivó también la pintura mitológica de gran tamaño para decorar los salones de los palacios.


Los retratos suelen ser individuales y, con frecuencia buscan resaltar el resaltar
el rango social del personaje.


Los bodegones, con cocinas y despensas atestadas de alimentos, reflejan la abundancia de una sociedad opulenta.


Al norte, Holanda, protestante republicana, burguesa e independiente. Su pintura cultiva también los temas bíblicos pero los cuadros serán de pequeño tamaño, para ser expuestos en el ámbito doméstico. Recordemos que luteranos y calvinistas habían suprimido las imágenes de las iglesias.


Se pintaron también escenas costumbristas, que con frecuencia tienen objetivos moralizantes de tipo puritano como la pereza, la avaricia y la infidelidad.


Los retratos suelen mostrar grupos que tienen algún significado en la organización democrática de la sociedad: oficiales de las guardias cívicas que protegen las ciudades, los síndicos de los gremios, etc.


Las cocinas y despensas, al que contrario que en Flandes, muestran platos y bebidas frugales, reflejo del ascetismo protestante.


a. La escuela flamenca: Pedro Pablo Rubens (Alemania, 1577 – Amberes, 1640)


Rubens estaba dotado de un cerebro prodigioso para la composición de los cuadros y para el uso del color. Era, además, un tipo muy culto (dominaba seis lenguas aparte del latín) y ejerció como diplomático al servicio de España.


En 1600, con solo 23 años, se instala en Mantua. Durante ocho años, se formará
estudiando las principales obras del arte realizado en Italia. Su estancia en Italia solo
será interrumpida por un viaje a Valladolid, capital de España en ese momento, para
entregar a Felipe III y a su valido, el Duque de Lerma, unos regalos del Duque de
Mantua. Aprovechará la visita para pintar el Retrato ecuestre del Duque de Lerma.


En 1608, abandona Italia para instalarse en Amberes. Un año después, es nombrado
pintor de los archiduques, se casa con Isabel Brant e inicia las gestiones inmobiliarias
para construir una casa-taller que con el tiempo se convertirá en la más importante del
barroco europeo. Será un palacio con gabinete de antigüedades y amplio espacio para
que viva la familia y trabajen los colaboradores. En uno de los frentes, instaló una
tribuna desde la que podía vigilar a oficiales y aprendices, y desde la que los clientes
podían observar la marcha de los trabajos encargados.


Cerca de 3000 cuadros llevan la firma de Rubens, lo que solo puede explicarse por la
legión de discípulos que trabajaban en su taller. El maestro firmaba los contratos, hacía
el boceto preparatorio, supervisaba el trabajo y cobraba. Su participación en cada
cuadro dependía del precio estipulado. Si era alto, lo pintaba personalmente; si era
bajo, se limitaba a retocarlo o, simplemente, lo dejaba tal y como lo habían dejado los
colaboradores. Entre sus más de cien aprendices, hubo gente tan valiosa como Jacobo
Jordaens o Antón van Dyck.


Rubens dominó todas las técnicas de la pintura, desde el óleo hasta el fresco, pasando
por los cartones para tapices, el diseño de arcos triunfales o la ilustración de libros y
tocó todos los temas y géneros pero aportándoles su visión personal: religiosos, históricos, mitológicos, paisajes, bodegones y retratos.


Su trayectoria como pintor religioso, se inicia con los trípticos de La elevación de la
cruz y El descendimiento, conservados en la catedral de Amberes. Fueron encargados
por los Archiduques con el objetivo de acabar con la iconoclastia protestante, que
había despojado de imágenes a las iglesias, y de proclamar su vinculación con la
ortodoxia católica.


Pero su obra cumbre en esta tarea de mostrar el poder del papado frente a los
protestantes es El triunfo de la Eucaristía, conjunto de veinte tapices que la
archiduquesa Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II y Gobernadora de los Países Bajos,
encargó para el convento de las Descalzas Reales de Madrid, donde se había educado.


Rubens fue también un gran decorador de los palacios de los monarcas absolutos:


*Salón de Banquetes de Carlos I de Inglaterra.
*Torre de la Parada de Felipe IV.
*Galería de María de Medici en el Palacio de Luxemburgo de París:


-Esta señora, reina regente de Francia, le encarga, en 1622, dos series con escenas de su glorificación y la de su marido, el difunto Enrique IV.


-La primera serie, de 22 cuadros, está dedicada a la reina y dividida en cuatro periodos: su juventud en Florencia; sus diez años de reinado junto a Enrique IV; su regencia hasta la mayoría de edad de su hijo, Luis XIII; y las desavenencias con este hasta la reconciliación final. Entre otras representaciones, encontramos:


-Las “tres Parcas”, diosas latinas que determinaban el destino de los humanos, en este caso de la reina.
-Las “tres Gracias (diosas latinas del rejuvenecimiento, el esplendor y el placer), que determinaron su educación.
-Júpiter y Juno inspirando a Enrique IV el amor por su novia, cuyo retrato le presentan.
-La “asamblea olímpica” aconsejando la política internacional de la reina.
-La reconciliación final, donde el genio de Francia fulmina la hidra de la discordia.


Los cuadros se trasladaron al Museo del Louvre cuando el Palacio de Luxemburgo fue destinado a sede del Senado.



En 1628, visita de nuevo España, donde conoce a Velázquez y copia los cuadros de Tiziano, del que se declara admirador.


Dos años después, ya con 53 y viudo, se casa con Helena Fourment, una muchacha de
16 años que se convertirá en musa de sus cuadros mitológicos, los que le han dado
fama universal.


“He tomado por esposa a una joven honesta y burguesa, por más de que todos querían persuadirme que eligiera en la corte. Pero preferí una mujer que no se avergonzara de verme con los pinceles en la mano. A decir verdad, me habría resultado demasiado duro perder mi preciosa libertada cambio de las caricias de una vieja”.


Fruto de esta feliz etapa de su vida son tres cuadros, conservados en el Museo del
Prado, en los que aparece retratada su esposa: el Juicio de Paris, el Jardín del Amor y
Las tres Gracias.



b. La escuela holandesa: Rembrandt (Leiden, 1606 – Amsterdam, 1669) y Vermeer


REMBRANDT


Es el primer artista que no depende de reyes ni nobles. Se maneja económicamente
vendiendo en el mercado cuadros, grabados y dibujos.


Sus orígenes son modestos: su madre pertenece a una familia de panaderos y su padre
explota un molino de malta.


Se forma con el pintor Pieter Lastman, que acaba de regresar de Roma y le aporta los
secretos del tenebrismo de Caravaggio. A partir de estos comienzos, Rembrandt creará
un estilo propio en el que los contrastes de la luz y la sombra nunca serán tajantes sino
que envuelve sus figuras en penumbras graduadas, misteriosas y doradas.


En 1632, se encuentra ya establecido en Amsterdam, la ciudad más rica de Holanda.


Sus habitantes están contentos de su independencia política, de su religión protestante y de su prosperidad económica, que les permite construir diques y canales para que el mar no inunde su territorio.


En Amsterdam, hay una sociedad civil que necesita hacer visible su importancia. Y lo
hará a través de retratos colectivos para decorar las salas de las corporaciones.


Rembrandt contribuirá a ello con tres cuadros memorables:


La lección de anatomía del doctor Nicolaes Tulp (1632), encargada por el cuerpo de cirujanos. El célebre médico es captado en el momento en que desprende, con sus pinzas, un haz de músculos del cuerpo de un cadáver. Los alumnos observan atentamente.


Ronda de noche (1642), para la Guardia Cívica:


* Representa a un grupo de arcabuceros de la Guardia Cívica que salen a hacer su ronda.


* La suciedad acumulada durante siglos llevó a pensar que representaba una atmósfera nocturna. Pero, cuando el cuadro fue limpiado en 1946, se pudo observar que el capitán Banning Coq y sus hombres salen de la ciudad a plena luz el sol. Por tanto, podemos decir que el hombre con el que se conoce este cuadro no es muy afortunado.

http://www.selectividad.tv/S_A_1_2_2_S_la_ronda_de_noche_de_rembrandt.html


Los síndicos de los pañeros (1662), cuadro en que se retrata a la junta directiva de este gremio durante la celebración de una reunión.


A partir, aproximadamente, de 1650, Rembrandt sufre una profunda crisis personal
que tendrá importantes consecuencias artísticas:


Su pasión por el coleccionismo le llevó a contraer deudas que no pudo asumir y lo llevaron a la quiebra. Aunque subastó sus bienes, no le alcanzó para pagar a los acreedores.


La relación amorosa que mantenía con la joven Hendrickje se complicó por las críticas de una sociedad muy puritana: tuvo que defenderse en los tribunales de la acusación de concubinato.


Rembrandt entró en la secta menonita lo que le lleva a buscar en sus cuadros una mayor espiritualidad. Mantiene el claroscuro pero la pincelada se hace más suelta y el color más llamativo.


De esta última etapa, podemos destacar las siguientes obras:


Aristóteles contemplando el busto de Homero, que refleja su admiración por la Grecia antigua.


La conspiración de Julius Civilis, en la que se incita a los bátavos a la rebelión.


El buey abierto en canal, dramática escena en la puerta de una carnicería.


VERMEER


Junto a Rembrandt, Jan Vermeer de Delft (1632-1675) es la otra gran figura de la pintura holandesa.


Vermeer es, sobre todo, pintor de interiores. Sus cuadros reconstruyen la vida apacible
de las casas pero no con una mirada fotográfica sino con una compleja visión intelectual de las relaciones entre el espacio, la luz y los personajes.


Sus composiciones, casi siempre de pequeño tamaño, muestran casas holandesas en
las que sus habitantes leen, escriben, bordan o realizan tareas domésticas (La lechera,
La encajera). Y están minuciosamente elaboradas. La luz, que entra casi siempre por
ventanas laterales, otorga un toque mágico al color y los interiores.



6. La arquitectura barroca española.


Durante los siglos del Barroco, se construyen en las ciudades españolas numerosos
conventos. Sevilla llegó a tener 73 conventos; Madrid, 57; y una ciudad tan pequeña como Segovia, 24.


Muchos de los autores de esta arquitectura conventual van a ser frailes de las distintas
órdenes. Las plantas que diseñan son funcionales pero poco originales: proceden de
los modelos del siglo anterior y se acomodan a los modelos de cajón y de salón,
llamado así por su estructura rectangular. Lo que no tienen, desde luego, son las
formas curvas que habían utilizado en los muros Bernini o Borromini.


Todos ellos son edificios sobrios, cuya escasa altura, observable también en las
fachadas. Dos buenos ejemplos de estas fachadas, que servirán de modelo a todas las
demás, son la del monasterio de la Encarnación de Madrid y la del convento de San
José de Ávila.


Otra característica de la arquitectura barroca española es la pobreza constructiva:


-Uso casi exclusivo del ladrillo.


-Construcción de falsas cúpulas, llamadas “encamonadas” porque están construidas con camones, es decir, armazones de caña o listones. Esta estructura se recubría de yeso. Tenían dos ventajas: su ligereza y su bajo precio.


Pero esta sencillez interna se complementó, sobre todo en el último tercio del XVII y
primera mitad del XVIII, con una deslumbrante decoración interior, hasta el punto de
que muchas iglesias se convirtieron en cuevas doradas:


*Yeserías voluptuosas


*Coloristas cuadros de altar


*Retablos dorados que impactaban a los fieles mental y sensorialmente


Esta decoración abigarrada recibirá el nombre de “castiza” frente a los palacios
cortesanos, de influencia francesa o italiana, que construyen los Borbones en Aranjuez,
Madrid o La Granja (Segovia).


Como principales arquitectos y entalladores “castizos”, podemos citar a:


-Pedro de Ribera: Portada del Real Hospicio del Ave María y San Fernando (actual Archivo Municipal de Madrid).
-Fernando de Casas Novoa: Fachada del Obradoiro de la Catedral de Santiago.
-José de Churriguera. El retablo del convento de San Esteban, en Salamanca,
obra de gran impacto que originó el adjetivo churrigueresco.
-Francisco Hurtado Izquierdo: Sacristía de la Cartuja de Granada.
-Leonardo de Figueroa: Portada del colegio-seminario de San Telmo (actual sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía, Sevilla).


Todos ellos construirán aparatosas portadas y llamativos retablos policromados. Se ha
interpretado que esta espectacular ornamentación tenía el objetivo de enmascarar la
decadencia política y económica en que se encontraba España y de crear la ilusión de
que se mantenía el esplendor de los siglos anteriores.


Un complemento de esta arquitectura religiosa a la que nos acabamos de referir son
las transformaciones urbanísticas que se producen en muchas ciudades españolas:


Se alinean las calles, se pavimentan las calzadas y se realizan obras de saneamiento.


Pero la principal novedad de esta preocupación municipal por mejorar las ciudades será la Plaza Mayor, un espacio de estructura rectangular con soportales para proteger de las inclemencias del tiempo a comerciantes y compradores. Los edificios que la delimitan son de tres plantas, con balcones de hierro que los convierten en palcos desde los que presenciar espectáculos cívicos o religiosos: corridas de toros, autos de fe, ejecuciones, proclamaciones y bodas reales, victorias militares, etc.


La primera plaza mayor de estas características será la de Madrid, construida en 1619 por Juan Gómez de Mora.

Le seguirán otras muchas, tanto en España como en las colonias americanas. El ciclo se cierra con la espléndida Plaza Mayor de Salamanca, obra de Alberto de Churriguera.

7. La gran época de la imaginería española


La escultura barroca española tendrá características propias pues vivió de espaldas a
los modelos extranjeros.


Su material predilecto será la madera, pintada de múltiples colores


Los géneros más reproducidos serán los retablos y las imágenes procesionales:


El retablo barroco es una estructura arquitectónica dividida en pisos horizontales (por entablamentos) y en calles verticales (por columnas de fuste liso o salomónicas, y por estípites)


Decoran como un gran telón escénico la mesa del altar. Y tienen una función didáctica al narrar con pinturas y relieves las principales escenas del catolicismo.


Los pasos procesionales son sacados a la calle durante la Semana Santa para salir al encuentro de los fieles que no acuden a las iglesias.


En Castilla, predominan los crucificados con llagas y profunda expresión de dolor, y las vírgenes estremecidas por el sufrimiento de su hijo.


En Andalucía y Murcia, donde la Semana Santa llega con un clima primaveral, se esculpen cristos y vírgenes adolescentes, y se omite la sangre.


Abundan los maniquíes vestidos, que no tienen de humano más que el rostro, las manos y los pies. La talla del cuerpo se suple con fastuosos vestidos y joyas. Los encargados de esta tarea reciben el nombre de “vestidores” o “camareros”.


En Andalucía, podemos observar, además, ciertas diferencias entre la zona occidental: en Sevilla, se impone el carácter clásico y el amor por la belleza (ejemplo, La cieguecita, de Martínez Montañés); y la oriental: en Granada, gusta más lo pequeño y preciosista (ejemplo, la Concepción, de Alonso Cano).


a. Castilla: Gregorio Fernández (1576-1636)


Gregorio Fernández es el gran maestro del barroco castellano. Las características más
importantes de sus obras son las siguientes:


*Talla completa y bulto redondo, normalmente cargadas de patetismo.


*Los ropajes son telas pesadas que se pliegan en formas geométricas.


Trabajó para iglesias, cofradías, nobles y el propio rey Felipe IV. Aunque sus mejores
clientes son las órdenes religiosas, para las que labró retablos y las imágenes de sus
santos titulares


En Castilla, fijó los modelos definitivos de Inmaculada y de la Virgen de la Piedad. De
todas formas, las imágenes que más prestigio le dieron fueron las relacionadas con la




-El Yacente, que reposa extendido sobre una sábana con la cabeza apoyada en
una almohada.


De sus célebres pasos procesionales, ninguno se conserva íntegro. El más famoso es el
del Descendimiento, de la iglesia de la Vera Cruz de Valladolid. Consta de siete figuras,
vestidas a la moda del siglo XVII para que le resultaran familiares a los fieles.


b. Andalucía


Juan Martínez Montañés (1568-1649) y Juan de Mesa (1583-1627), en Sevilla y Alonso Cano en Granada


MARTÍNEZ MONTAÑÉS fue el imaginero de más fama de su tiempo. Su virtuosismo
técnico y su capacidad de conectar con el público provocaron la creencia de “no era
humano”.


Nació en Alcalá la Real (Jaén) y se formó en Granada, pero a los 19 años se instala en
Sevilla, ciudad que ya no abandonará excepto una breve estancia en Madrid


En sus retablos, de estructura clara y decorados con ángeles y vegetales, podemos
distinguir tres tipos:


Los retablos mayores, los arcos de triunfo,los tabernáculos-hornacinas.


Martínez Montañés definió los modelos de Niño Jesús e Inmaculada:


En 1606, concluía el Niño Jesús del Sagrario sevillano, una imagen llena de ternura y gracia que tendría gran éxito si consideramos el número de copias que se hicieron de él.


La Inmaculada Concepción la concibe como una virgen niña, que reza con las manos juntas y descansa en una peana de querubines. Su obra maestra es la Cieguecita, llamada así popularmente por tener la mirada baja y los ojos entornados.


JUAN DE MESA nació en Córdoba. Su mayor aportación a la escultura barroca andaluza


fue introducir el naturalismo. Observaba la naturaleza y estudiaba los cadáveres, lo
que le permitió introducir en los crucificados signos de la muerte. Ese dramatismo ha
llevado a la crítica moderna a denominarlo “el imaginero del dolor”.


Aunque era bueno, cobraba menos que Montañés, lo que hizo que los prefirieran las
cofradías sevillanas. Fijó los modelos del Crucificado y el Nazareno, que se siguen
copiado en la actualidad. Digamos, como curiosidad, que firmaba con una espina
perforando la oreja y la ceja de Jesús.


Su serie de crucificados se abre con el Cristo del Amor, el más patético. En los
siguientes, irá disminuyendo el dramatismo: El Cristo de la Conversión del Buen Ladrón
y el Cristo de la Buena Muerte. La acogida de este último fue tan favorable que
enseguida le fueron encargadas réplicas del mismo.


En 1622, talla Juan de Mesa el que es considerado su crucificado más perfecto: el
Cristo de la Agonía, expuesto en una parroquia de la provincia de Guipúzcoa. Es una
imagen que muestra grandes contrastes, entre la vida y la muerte, entre la tierra y el
cielo; está casi resucitado pero sin haber sido enterrado.


Mesa esculpiría su imagen más famosa y respetada, el Jesús del Gran Poder. Se trata de un corpulento nazareno con la cruz al hombro, captado en el momento de dar una larga zancada y concebido para ser vestido con túnica de tela.


Alonso Cano (1601-1667), en Granada


De los artistas españoles del Siglo de Oro es el que se más se aproximó al modelo
renacentista de genio que dominaba todas las disciplinas. Fue arquitecto, escultor,
pintor y diseñador de mobiliario litúrgico (retablos, sillerías y lámparas de iglesia).


Su trayectoria artística se divide en tres etapas, que coinciden con sus estancias en
Sevilla, Madrid y Granada:


Etapa sevillana (desde sus años adolescentes hasta 1638):


*Aprende pintura en el taller de Francisco Pacheco, donde fue compañero de Velázquez, y escultura, en el de Martínez Montañés.


Etapa madrileña (1638-1652):


*Llega a la capital como “ayudante de cámara” del conde-duque de Olivares, el valido de Felipe IV.


*Su actividad es esta etapa es, sobre todo, pictórica. No obstante, esculpe el Niño Jesús de la Pasión, para la Cofradía de San Fermín de los Navarros. Representa a un niño camino del Calvario con la cruz a cuestas y una expresión de dolor.


* Su estancia en Madrid, se vio enturbiada por dos hechos: la caída de Olivares, su protector; y el asesinato de su esposa, de 25 años, apuñalada con ensañamiento. El autor era un aprendiz del artista, pero Cano fue acusado de instigador y torturado por la Inquisición, que defendía la tesis de que la pareja discutía frecuentemente por las infidelidades del marido. Finalmente, se le declaró inocente y fue puesto en libertad.


Etapa granadina (1652-1667)


*A Granada llega, después de haberse ordenado sacerdote, para ocupar un cargo importante en la catedral.


*Son estos los años de su mejor producción escultórica.


*Entre las obras de gran tamaño, destacan:


San José con el Niño, San Antonio de Padua y San Diego de Alcalá (encargadas por el Convento del Ángel Custodio),Los bustos de Adán y Eva (Catedral)


*Pero serán las obras de formato pequeño las que más fama le den:


La Inmaculada. Estaba previsto que sirviera para rematar el facistol del coro catedralicio, pero los canónigos, al verla tan bella, decidieron trasladarla a la sacristía para que pudiera ser contemplada.

De pequeñas figuras de santos, la única firmada por Cano es la de San Antonio de Padua con el Niño Jesús, para la iglesia de San Nicolás de Murcia. Es una imagen que resume las características estéticas de Alonso Cano:


-Pintaba personalmente las tallas de madera.
-Imprime a las figuras serenidad y gracia, lo que es llamativo si tenemos en cuenta que su carácter no era apacible y sus existencia estuvo llena de turbulencias; y que la moda de la época era el tremendismo barroco.


c. Murcia: Francisco Salzillo (1707-1783)


Salzillo es el más importante imaginero del siglo XVIII. Fue novicio en los dominicos,
aunque no llegó a prometer los votos, y, durante toda su vida, un hombre profundamente religioso.


Su padre, escultor napolitano, le transmite el encanto del sur de Italia, que él mezcló
con el naturalismo de los imagineros barrocos andaluces.


Su obra muy amplia (se habla de casi 1500 piezas) gracias a la colaboración de sus hermanos y de un alto número de aprendices.


A partir de 1752, recibe encargos para numerosos pasos procesionales:


Con varias figuras:


-La Oración en el Huerto, su obra más famosa, sobre todo el ángel que reconforta a Jesús.


-El prendimiento


Con una sola figura:


-La Verónica


-San Juan


-La Dolorosa


Desde la Edad Media, la tradición del portal de Belén había cobrado mucha importancia en Nápoles. Carlos III, que había sido rey de Nápoles, animará su introducción en España cuando es proclamado rey de nuestro país. Salzillo, que como sabemos es hijo de napolitano, se convierte en un especialista en la talla de “belenes”.


8. La pintura barroca española



Al contrario que la imaginería, que se mantiene en la tradición nacional, los pintores españoles del Barroco están muy influidos por los modelos extranjeros, sobre todo de Italia y Flandes.


Los caminos para la llegada de esta influencia son tres:

-Los viajes de los pintores españoles a Italia.

-La emigración de pintores italianos y flamencos a España.

-La compra de cuadros en el mercado del arte.


Los Austrias adquieren numerosas obras que son expuestas en el Alcázar Real de Madrid, el palacio del Buen Retiro y el monasterio de El Escorial.


Muchos nobles aprovechan sus nombramientos como embajadores en el exterior para comprar obras que luego envían a sus residencias en España.

Los comerciantes de Génova y Amberes introducen cuadros por el puerto de Sevilla, que son comprados por galeristas particulares.


En el siglo XVII, considerado el “Siglo de oro” de la pintura española, podemos distinguir dos periodos, que corresponden casi exactamente con las dos mitades de la centuria:

En la primera mitad, predomina el naturalismo tenebrista. Los pintores imitan a Caravaggio y su técnica del claroscuro.


Desde 1650, aproximadamente, se impone el gusto colorido de Rubens y la forma de pintar de Tiziano y de los artistas venecianos. Es lo que los expertos llaman el realismo barroco.


La Iglesia sigue siendo el principal cliente, lo que significa que predominan los temas religiosos:


Se mantiene la tradición hispana del retablo de casillero, con cajas donde se cuelgan lienzos que representan la vida de Cristo, de la Virgen y de los santos.

En la capillas laterales de las iglesias y catedrales, surge el “gran cuadro de altar”, que suele ocupar todo un testero de las mismas.

Hay pocos temas mitológicos, excepto que encargaron reyes o nobles para decorar estancias privadas de sus palacios.

En cuanto a los temas profanos, predominan el retrato y el bodegón.


a. El naturalismo tenebrista: Ribera y Zurbarán.


JOSÉ RIBERA (1591-1652)

Conocido en Italia como el “spagnoleto” por su origen valenciano y su escasa estatura, Ribera es uno de los más importantes pintores del barroco europeo.

Desde muy joven, se instala en Italia (Parma, Roma, Nápoles), donde entra en contacto con discípulos directos de Caravaggio.

Su estilo variará desde el tenebrismo caravaggiesco hacia un estilo personal en el que mezcla su origen mediterráneo con el color y la luz de Tiziano y Rubens.

Sus principales clientes serán las autoridades eclesiásticas de Nápoles y los virreyes españoles, que le protegen.

A partir, aproximadamente, de 1635, Ribera abandona el tenebrismo y su pintura adquiere un colorido excepcional. Ese año pinta una Inmaculada que renovará el tema de la Concepción de María e influirá sobre las obras similares de Murillo.

Desde entonces, pinta un conjunto de espectaculares lienzos… De tema mitológico, como Apolo desollando a Marsias.

Con asunto bíblico: La bendición de Isaac a Jacob.... y comienza la decoración de la cartuja napolitana de San Martino

Por la misma época, pinta una serie de obras para las colecciones reales:

-El sueño de Jacob y El martirio de San Felipe (Museo del Prado)

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-El milagro de San Genaro (Catedral de Nápoles)
-El Retrato ecuestre de Don Juan de Austria (Palacio Real de Madrid), que sería mal recibido por sus vecinos napolitanos al retratar a un personaje que había sofocado a sangre y fuego la rebelión popular liderada por el pescador Massaniello contra los españoles.


FRANCISCO DE ZURBARÁN (1598-1664)


Nació en Badajoz pero se formó en Sevilla en la que trabajó más de treinta años.

Luego, se marchó a Madrid, arrinconado por el éxito del joven Murillo, que le roba popularidad y encargos. En la capital de España, participaría, invitado por Velázquez, en la decoración del Salón de Reinos del Casón del Buen Retiro. Allí pintó Los trabajos de Hércules.

Su estilo debe mucho al tenebrismo de Caravaggio, con figuras de contorno dibujado y sombras robustas. No obstante, en la recta final de su carrera, por influencia de Murillo, hará sus pinturas más amables.

Por técnica y espíritu barroco, Zurbarán fue un “escultor de la pintura”, como se puede observar en el Crucificado que hizo para el convento sevillano de San Pablo y que hoy se conserva en el Art Institute de Chicago.
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Zurbarán va a pasar a la historia como el pintor de los frailes y la vida monástica. Son numerosas las órdenes que lo contratan para decorar sus iglesias, sacristías y claustros:

En 1629, desarrolla cinco episodios de la vida de San Buenaventura para un colegio franciscano.
En 1630, pinta para los jesuitas La visión del beato Alonso Rodríguez.
En 1631, firma la Apoteosis de Santo Tomás de Aquino, destinada al retablo mayor de la Orden de los Predicadores.

En 1638, desarrolla dos ciclos:

* En la Cartuja gaditana de Jerez de la Frontera, donde decora el retablo mayor con escenas de la Anunciación, la Adoración de los Pastores, la Epifanía y la Circuncisión.

* En el monasterio de Guadalupe, decora la fastuosa sacristía con ocho lienzos de Venerables Jerónimos. Y la Capilla de San Jerónimo.
En 1655, pinta tres cuadros para la Sacristía de la Cartuja de Sevilla: La Virgen de la Misericordia amparando a los cartujos, San Bruno y el Papa Urbano II, y El milagro de San Hugo en el refectorio.



b. El realismo barroco: Velázquez y Murillo.


Diego Rodríguez de Silva Velázquez

(Sevilla, 1599 – Madrid, 1660) es, quizás, el mayor genio del arte español. Y forma, con Bernini y Rubens, el trío más importante del arte barroco europeo.

Abarcó todos los géneros de la pintura (el retrato, las fábulas mitológicas, los bodegones, los paisajes y los cuadros religiosos) y supo captar como pocos la naturaleza, la luz y el movimiento, interpretándolos siempre con la serenidad propia de su temperamento.

Aprende en el taller sevillano de Francisco Pacheco, con el que acaba emparentándose al casarse con su hija. En 1623, se instala en Madrid para ocupar la plaza de pintor de cámara de Felipe IV.

Realizó dos viajes a Italia:

El primero (1629), de estudios, le lleva a recorrer Génova, Milán, Venecia, Bolonia, Nápoles y Roma, copiando en el Vaticano a Rafael y Miguel Ángel.
Estas experiencias le llevarán a pintar La fragua de Vulcano.

El segundo, diez años después, fue para comprar estatuas clásicas para la colección real. Es entonces cuando retrata a criado moro Juan de Pareja y al Papa Inocencio X, en el que retrata al pontífice con gran penetración psicológica. Se cuenta que Inocencio X, al verlo, exclamó troppo vero!, lo que significa que le pareció demasiado realista.



Esta segunda estancia duró tres años. El retraso se debió, en parte, al nacimiento del hijo que tuvo con una mujer romana, a la que presumiblemente pintó en La Venus del espejo.
En la obra de Velázquez pueden advertirse dos épocas: la etapa sevillana, de formación; y la madrileña, de madurez:Archivo:RokebyVenus.jpg


ETAPA SEVILLANA:

* Según atestigua su suegro y maestro, Velázquez tenía una inclinación por copiar del natural. Se dedicó a pintar a un aprendiz en diversas posturas. Las figuras, de contornos muy precisos, recuerdan las imágenes labradas por Martínez Montañés y policromadas en el taller donde Velázquez estudiaba.
* De tema profano, sobresalen dos cuadros: Vieja friendo huevos y El aguador de Sevilla.

* Hay otros, llamados “bodegones a lo divino”, que contienen connotaciones religiosas: Cristo en casa de Marta y María, y La mulata.




* Los de asunto más claramente religioso son los siguientes: La Inmaculada y San Juan en Patmos. Realizados cuando Velázquez solo tenía 18 años y conservados actualmente en la National Gallery de Londres, han sido interpretados como un regalo de boda que hizo a su esposa, apareciendo retratado el joven matrimonio como la Virgen y el Evangelista.

ETAPA MADRILEÑA:

* Hacia 1630, comienza a observarse un cambio en la pintura del maestro.

Comienza a tratar la luz de forma diferente, no solo para iluminar sino para mostrar el aire que hay entre los objetos. Los colores ganan intensidad y comienza a utilizar la gama de grises típica de su producción madura. El cuadro que marca la transición es Los borrachos.

* De este periodo, cabe destacar la serie de magníficos retratos de personajes de la corte, a pie, a caballo o cazando: el rey, la reina, el príncipe Baltasar Carlos, el conde-duque de Olivares, etc. Con frecuencia, aparecen en los cuadros bufones, tratados con cariño y simpatía. O militares, como el general Ambrosio de Spínola, inmortalizado en el cuadro Las lanzas o La rendición de Breda.




* De sus composiciones religiosas, destaca el Cristo crucificado (Museo del Prado).

* En la recta final de su vida, pintó dos obras maestras de la pintura universal:

La familia de Carlos IV o Las meninas (1656)


Está localizado en el taller que los pintores de cámara tenían en el Alcázar de Madrid.

Todos los personajes están dispuestos frontalmente:

En el primer plano, Velázquez; y, a su izquierda, Isabel de Velasco (menina), la infanta Margarita, Agustina Sarmiento (menina), la enana Maribárbola y el bufón Nicolás Pertusato (que pisa al perro). Detrás, doña Marcela de Ulloa y el mayordomo Diego de Azcoitia. Al fondo, en las escaleras, el aposentador Don José Nieto.
Reflejados en el espejo, los reyes Felipe IV y doña Mariana de Austria, que ocupan el lugar del espectador y que es ese momento estarían posando para el lienzo que pinta el artista.

*Las hilanderas (1657)
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Desarrolla la fábula de Aracne, según la narración de Ovidio contenida en Las metamorfosis. Como ya había hecho en Los borrachos y en La fragua de Vulcano, Velázquez vuelve a tratar un tema mitológico pero despojándolo de referencias heroicas.


-Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617-1682) pertenece a la generación siguiente a la de Velázquez, con el que presenta notables diferencias biográficas:



Vivió siempre en Sevilla y no viajó a Italia. Su conocimiento de los maestros extranjeros lo adquirió en las pinturas que encontró en su ciudad natal.


No gozó de las ventajas de los pintores de cámara, cuya única obligación era pintar a los reyes, sino que tuvo que ganarse la vida con la venta de sus obras.

Su vida familiar fue dura: huérfano de padre y madre desde que era niño, vio morir a seis de sus nueve hijos.

En cambio, fue muy querido por la sociedad sevillana, que admiró sus obras religiosas, siempre amables y entrañables. Y gozó de prestigio internacional pues sus obras fueron vendidas en toda Europa a través de la amistad que entabló con dos comerciantes flamencos.


Su obra fue dividida por los románticos extranjeros en tres periodos:

El periodo frío corresponde a su etapa juvenil y se caracteriza por los fuertes contrastes en la luz y la precisión en el dibujo.

La serie que pintó para el convento de la Casa Grande de San Francisco de Sevilla, con los milagros de la vida de San Diego de Alcalá, es muy representativa de este periodo.

Otros cuadros importantes son La Virgen del Rosario con el Niño y la Sagrada Familia del pajarito, en la que el artista desdramatiza los sentimientos religiosos tras la epidemia de peste que asoló Sevilla en 1649.





El periodo cálido se caracteriza por la desaparición del tenebrismo y la incorporación de un colorido más vivo y efectos de contraluz

Se inicia con el San Antonio de la Catedral de Sevilla.
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Y continúa con la serie de Santa María la Blanca, y los lienzos para el retablo mayor de los Capuchinos de Sevilla.

El periodo vaporoso abarca los últimos años de su producción. En ellos, el color se hace transparente y difuminado. Entre las obras más importantes de esta etapa están:

* Los grandes cuadros para los altares laterales del convento de los capuchinos: San Francisco abrazando al crucificado, La adoración de los pastores y Santo Tomás de Villanueva repartiendo limosna (actualmente, están los tres en el Museo de Bellas Artes de Sevilla).

* Entre 1670 y 1674 pinta una serie de Obras de misericordia para la iglesia de la Santa Caridad

Una parte importante de la obra de Murillo son las representaciones de la Inmaculada (vestida de celeste y blanco, con un trono de ángeles a los pies) y las representaciones infantiles de San Juanito y el Niño Jesús: Los niños de la concha, San Juanito con el cordero y El Buen Pastor.




También encontramos temas profanos. Buen ejemplo son los dos cuadros siguientes, conservados en la Pinacoteca de Múnich: Muchachos comiendo uvas y Muchachos jugando a los dados.


APUNTES: https://docs.google.com/document/d/1Mu-hBHMSDkgqCVskoPNx1otLt5Tw1t8nmmD65WKQOq4/edit?usp=sharing (apuntes sin imágenes) 




Imágenes para comentar:

Arquitectura: Borromini: 1
Escultura: Bernini: 1 y 2
Pintura: Caravaggio, Rembrant y Velázquez: 1, 2 y 3

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